El 22% de la plantas está en peligro
Posted on 13:21 by Carlos Paniagua
Lo malo de las plantas es que no son tan simpáticas como el lince el lince ibérico o el tigre de Bengala. El ser humano, que se rige por emociones muy por encima de lo que nos gusta reconocer, comete el gravísimo de error de tratar con mayor benevolencia a unas especies respecto a otras en virtud de ciertos sentimientos en lugar de razones.
De este modo, si existe una serpiente fea y venenosa en peligro de extinción entonces estará condenada. Nadie se molestará en apoyar esa causa perdida, e incluso muchos se alegrarán de su desaparición. Los ecólogos, sabedores de este efecto, buscan “especies paraguas” que caigan bien a la población y que éstas protejan indirectamente a las demás al protegerse el medio ambiente común. Una ardilla, un oso panda, un lince o un mono sirven para este menester.
El colmo de la estulticia se da en el caso de los animales domésticos como gatos o perros, a los que hemos humanizado y sobre los que proyectamos unos sentimientos sobredimensionados. Quizás esto se deba a que vivimos en sociedades deshumanizadas en donde hay mucha soledad, violencia psicológica, tristeza y depresión. Nuestros políticos, tan sensibles ellos a las demandas de coste cero que no cambien realmente nada, ya han legislado al respecto y han introducido figuras como la de la brutalidad animal, mediante la cual pueden encerrar a un ser humano en la cárcel por matar a un perro.
Esto contrasta con las industrias contaminantes que matan a miles de animales y plantas sin que paguen por ello, o a constructoras que destrozan para siempre un ecosistema costero con el aplauso de políticos locales agradecidos y de los especuladores del lugar.
Las plantas tampoco gozan de muchas simpatías, no va de un lado a otro evitando nuestra presencia o no mueven la cola cuando llegas a casa. Se pueden buscar excusas emocionales para reivindicar su protección o invocar la belleza que proporcionan, pero nos bastan las razones objetivas para hacerlo.
Dependemos mucho más de las plantas que de los animales. La vida en la Tierra sería imposible sin ellas y son nuestra fuente de alimentos, de aire limpio, de agua dulce y medicamentos. Controlan el clima, retienen el suelo y la lluvia. La salud de los ecosistemas depende en gran medida de la salud de las plantas que contiene. La desaparición de sólo algunas de ellas conlleva la desaparición de muchos otros animales que dependen directa o indirectamente de ellas.
Valga esta larga introducción para exponer la gravedad de esta noticia que a continuación vamos a exponer.
Según un análisis a escala global realizado por científicos de los Reales Jardines Botánicos de Kew, del Museo de Historia Natural en Londres y de la IUCN las plantas están tan amenazadas como los mamíferos. Una de cada cinco plantas del planeta está ya en peligro de extinción. El estudio se enmarca dentro de los esfuerzos realizados en el año internacional sobre la biodiversidad declarado por la ONU y que está ya acabando.
Según Stephen Hopper, director de los Reales jardines Botánicos de Kew, el estudio confirma lo que ya se sospechaba: que la causa de que haya plantas en peligro de extinción se debe a la pérdida de hábitats provocada por el ser humano. Hopper dice que es la primera vez que se tiene una visión global clara sobre el riesgo de extinción de plantas en todo el mundo.
Según él no podemos sentarnos y mirar cómo las especies de plantas desaparecen, sobre todo porque los animales dependen de ellas.
Entre los resultados del estudio está que las plantas están más amenazadas que las aves y tan amenazadas como los mamíferos, que las gimnospermas (el grupo que incluye a coníferas y cicadaceas) son el grupo más amenazado (con un 36%), que el hábitat más amenazado es el bosque tropical lluvioso y que el proceso más amenazador es la destrucción de hábitats realizado por el ser humano.
En este trabajo se han tratado de estudiar la situación de 7000 plantas de los cinco grupos principales (briofitas, pteridofitas, gimnospermas, monocotiledóneas y legumbres) de las cuales 4000 han sido estudiadas en detalle. Se estima que hay unas 380.000 especies de plantas en el mundo, frente a 10.027 especies de aves, 5490 de mamíferos y 6285 de anfibios. Por tanto, un 22% de plantas amenazadas arroja una cifra muy alta de especies amenazadas de extinción, muy por encima de la que nos dan todas las especies animales amenazadas juntas. Además esto dificulta la evaluación sobre su situación.
Eimear Nic Lughadha, participante en el estudio y de la misma institución antes mencionada, dice que “no se trata de elegir unas cuantas plantas ‘estrella’, sino de decir que las plantas son intrínsecamente importantes para la salud de humanos y animales. No sabemos qué plantas son importantes para un ecosistema en particular… En este momento hacemos desaparecer a especies que no comprendemos completamente”.
Se podría añadir a las palabras de Lughadha que además ya hemos hecho desaparecer para siempre especies sobre las que ni siquiera hemos llegado a saber de su existencia. Es uno de los monumentos más grandes que la humanidad ha erigido a la ignorancia universal suprema.
Fuente: Neofronteras
De este modo, si existe una serpiente fea y venenosa en peligro de extinción entonces estará condenada. Nadie se molestará en apoyar esa causa perdida, e incluso muchos se alegrarán de su desaparición. Los ecólogos, sabedores de este efecto, buscan “especies paraguas” que caigan bien a la población y que éstas protejan indirectamente a las demás al protegerse el medio ambiente común. Una ardilla, un oso panda, un lince o un mono sirven para este menester.
El colmo de la estulticia se da en el caso de los animales domésticos como gatos o perros, a los que hemos humanizado y sobre los que proyectamos unos sentimientos sobredimensionados. Quizás esto se deba a que vivimos en sociedades deshumanizadas en donde hay mucha soledad, violencia psicológica, tristeza y depresión. Nuestros políticos, tan sensibles ellos a las demandas de coste cero que no cambien realmente nada, ya han legislado al respecto y han introducido figuras como la de la brutalidad animal, mediante la cual pueden encerrar a un ser humano en la cárcel por matar a un perro.
Esto contrasta con las industrias contaminantes que matan a miles de animales y plantas sin que paguen por ello, o a constructoras que destrozan para siempre un ecosistema costero con el aplauso de políticos locales agradecidos y de los especuladores del lugar.
Las plantas tampoco gozan de muchas simpatías, no va de un lado a otro evitando nuestra presencia o no mueven la cola cuando llegas a casa. Se pueden buscar excusas emocionales para reivindicar su protección o invocar la belleza que proporcionan, pero nos bastan las razones objetivas para hacerlo.
Dependemos mucho más de las plantas que de los animales. La vida en la Tierra sería imposible sin ellas y son nuestra fuente de alimentos, de aire limpio, de agua dulce y medicamentos. Controlan el clima, retienen el suelo y la lluvia. La salud de los ecosistemas depende en gran medida de la salud de las plantas que contiene. La desaparición de sólo algunas de ellas conlleva la desaparición de muchos otros animales que dependen directa o indirectamente de ellas.
Valga esta larga introducción para exponer la gravedad de esta noticia que a continuación vamos a exponer.
Según un análisis a escala global realizado por científicos de los Reales Jardines Botánicos de Kew, del Museo de Historia Natural en Londres y de la IUCN las plantas están tan amenazadas como los mamíferos. Una de cada cinco plantas del planeta está ya en peligro de extinción. El estudio se enmarca dentro de los esfuerzos realizados en el año internacional sobre la biodiversidad declarado por la ONU y que está ya acabando.
Según Stephen Hopper, director de los Reales jardines Botánicos de Kew, el estudio confirma lo que ya se sospechaba: que la causa de que haya plantas en peligro de extinción se debe a la pérdida de hábitats provocada por el ser humano. Hopper dice que es la primera vez que se tiene una visión global clara sobre el riesgo de extinción de plantas en todo el mundo.
Según él no podemos sentarnos y mirar cómo las especies de plantas desaparecen, sobre todo porque los animales dependen de ellas.
Entre los resultados del estudio está que las plantas están más amenazadas que las aves y tan amenazadas como los mamíferos, que las gimnospermas (el grupo que incluye a coníferas y cicadaceas) son el grupo más amenazado (con un 36%), que el hábitat más amenazado es el bosque tropical lluvioso y que el proceso más amenazador es la destrucción de hábitats realizado por el ser humano.
En este trabajo se han tratado de estudiar la situación de 7000 plantas de los cinco grupos principales (briofitas, pteridofitas, gimnospermas, monocotiledóneas y legumbres) de las cuales 4000 han sido estudiadas en detalle. Se estima que hay unas 380.000 especies de plantas en el mundo, frente a 10.027 especies de aves, 5490 de mamíferos y 6285 de anfibios. Por tanto, un 22% de plantas amenazadas arroja una cifra muy alta de especies amenazadas de extinción, muy por encima de la que nos dan todas las especies animales amenazadas juntas. Además esto dificulta la evaluación sobre su situación.
Eimear Nic Lughadha, participante en el estudio y de la misma institución antes mencionada, dice que “no se trata de elegir unas cuantas plantas ‘estrella’, sino de decir que las plantas son intrínsecamente importantes para la salud de humanos y animales. No sabemos qué plantas son importantes para un ecosistema en particular… En este momento hacemos desaparecer a especies que no comprendemos completamente”.
Se podría añadir a las palabras de Lughadha que además ya hemos hecho desaparecer para siempre especies sobre las que ni siquiera hemos llegado a saber de su existencia. Es uno de los monumentos más grandes que la humanidad ha erigido a la ignorancia universal suprema.
Fuente: Neofronteras
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